¿Qué es la culpa?
La culpa se define como toda aquella falta más o menos grave cometida a sabiendas y voluntariamente.
¿Cuál es la culpa concurrente?
La culpa concurrente hace referencia al caso en el que el daño causado es imputable tanto al autor como a la víctima. En pocas palabras, sería una responsabilidad compartida.
La culpa concurrente puede que sea igual para ambas partes, situación en la cual se anula la responsabilidad y se compensa, sin dar lugar a una condena por daños y perjuicios. En caso de que las culpas sean en diferentes grados, cada parte debe indemnizar en la proporción y medida que le es imputable.
¿En qué situaciones se da?
Encontramos que la culpa concurrente se da principalmente en los accidentes de tránsito. En ella, ambos conductores son responsables de la producción del siniestro en la medida de la responsabilidad que se le atribuya a cada uno.
¿Cómo se determina el grado de culpabilidad?
Para poder determinar el grado de culpabilidad por el cual es responsable cada uno de los conductores, es necesario analizar de forma independiente y separada el accionar de ellos, pudiendo ver cómo contribuye cada uno para la producción del resultado que provocó el accidente de tránsito.
Las aseguradoras, ¿Deben indemnizar en estos casos?
Si, pero con un límite. Cada aseguradora indemnizará al otro en la medida del porcentaje en la que su asegurado contribuyó al hecho accidental.
¿Qué consecuencias tiene la culpa concurrente?
Principalmente, la culpa concurrente lo que hace es distribuir las cargas de responsabilidad entre los participantes del siniestro, quienes no responderán en un 100% por el daño generado, sino hasta donde su conducta haya influido en la producción del accidente.
¿Existen ejemplos sobre cómo funciona la culpa concurrente?
Si. A continuación menciono uno de ellos:
El vehículo A se encuentra en circulación y no respeta la señalización de ceder el paso, colisionando contra el auto B, que viene circulando por el carril correspondiente pero a una velocidad mayor a la permitida.
Por lo tanto, en un caso así, la culpa se dividiría de la siguiente manera: La aseguradora del vehículo A es responsable por un 60% del accidente, mientras que la aseguradora del vehículo B es responsable por el 40% restante del accidente.
Por lo tanto, la compañía aseguradora del auto A pagará un 60% del costo del siniestro, mientras que la compañía aseguradora del auto B paga un 40% del costo del accidente.
Vemos claramente como a ninguno de ellos se le atribuye el 100% de la responsabilidad por el accidente, ya que ambos, de una forma u otra, y en mayor o menor medida, son responsables por la colisión.